Creación de identidad corporativa para un estudio de diseño llamado La Pecera Azul. Se busca un nombre que permanezca en la mente de los clientes sin que sea excesivamente largo y sea fácil de pronunciar a la vez que fonéticamente agradable. Además, al escoger de color corporativo el naranja cuando en el nombre se cita el azul, se consigue llamar la atención del oyente y despertar su interés por el estudio. Con respecto a estos dos colores, se han escogido por sus connotaciones psicológicas: el azul por la confianza, la simpatía, la tranquilidad y el intelectualismo a los que se asocia, y el naranja por la alegría, la sociabilización y la visibilidad. Estos son además colores complementarios entre sí, por lo que el cerebro humano no los percibirá como algo chocante, sino que se unen siguiendo un patrón psicológico agradable. Ambos se combinan en todos los elementos de esta identidad corporativa para aportar sensación de conexión entre ellos, añadiendo el gris para textos y otros usos más discretos.

Desarrollado en colaboración con Tania Campos Fernández, Carmen Estela Díaz Gómez, Rosalía García Míguez, Lucía Martínez Sánchez-Gabriel y David Becerra López.